Thursday, February 16, 2006

Desvelada y Contrariada pero mas cerca del Ecuador esta vez


Nuevo, cuando viajas pocas cosas son viejas, no existe deja vú, esto da como resultado emociones y experiencias surrealistas, el martes pasado, día del cumpleaños de Nadia, estuve trabajando en un seminario en el Hotel Quito todo el día y luego encontré, a Nadia y a un grupo de amigos, en un restaurant.

Estaban todos ya bastante entonados. Se habían tomado copiosas cantidades de whiskol y me dijeron que nos íbamos a UMMO, una discoteca. Nunca había ido ni oído hablar de ese lugar. Dos amigos mas y moi decidimos irnos caminando. Serían unas 25 cuadras, varias de ellas en subida, pero era de noche y estaba fresco, ademas esos lujos no me los puedo dar en el D.F. asi que decidí caminar esa noche, tuvimos unas buenas charlas y llegamos al lugar.

Por afuera era un edificio bastante retro. La entrada era un pasillo todo blanco con unos tubolux escondidos pero brillantísimos y unos espejos interesantes. Entramos y nos dicen que son 10 dolares por cabeza. Nos miramos, pagamos y nos entregan una tarjeta magnética azul para los tres. Al dirigirnos a la puerta para entrar, nos dicen “no, por aquí” y se llevan a mis dos acompañantes afuera y los meten por una puertita del costado que fue a dar a una salita que parecía de una casa particular.

Habían una barra, 8 tipos y un par que atendían. El lugar no estaba para nada puesto como un bar comun, era un remedo de cantina. Apenas los metieron ahí yo empecé a preguntar que qué pasaba? Que por qué no los habían dejado entrar por la otra puerta. De pronto encuentro un pasillo cortado por una pared de papel. Cuando empecé a meterme por debajo vinieron dos tipos de seguridad y me explicaron algo de un show. Tenían un acento muy marcado y en el sur hablan demasiado rapido como para que mi cerebro cansado a esas horas pudiera comprender algo, no entendí. Salí y volví al pasillo blanco y modernoso y dije que quería entrar por ahí y me dijerón que no había problema pero que mis acompañantes no podrían, yo pregunté la razon y los tipos titubearon y como que no me explicaron bien por qué no podían pasar. Entonces salió Lamine y les dice “Están conmigo déjalos pasar” como dando una sonrisa de mafioso.

Entramos, estaba bueno y no había mucha gente. Llego a la barra me pido un escoces en las rocas y el tipo me pide la tarjeta azul “No, la tarjeta la tiene un amigo que esta en su celular, pero ve sirviendomelo en lo que regresa y te doy la tarjeta”. El tipo se rehusó a servirmelo sin ver la tarjeta. Me enojé. Encima de que ya estaba medio ofuscada por el númerito de la entrada, el tipo que atendía en la barra era incapaz de irme sirviendo un trago antes de que llegara la tarjeta. El cerebro del tipo era como parte del programa de la computadora de pantalla plana que tenía detrás. El lugar no era muy grande y no estaba lleno. No había forma alguna de que yo saliera corriendo con el Whisky sin pagar. Ante todo porque habían tres mastodontes de 4 metros en la puerta.

Tuve que esperar. Me giré y empecé a checar el lugar e inmediatamente me percaté de que eran todas mujeres, con excepción de mis acompañantes. ¡Todas mujeres! Además eran niñas bien, quiteñas, bien arregladitas. Estaban ahí sentaditas, tranquilas tomándose unos traguitos. Miro a Lamine y me mira sonriente. Con la misma sonrisa que en la entrada. Veo que disfruta de mi desconcierto.

“¿Qué es esto? ¿el bar lesbico-gay de la ciudad?” inquirí.

Me explicó de "la idea original" del lugar, me dijo que UMMO era una discoteca normal pero que los miércoles era Nenes vs. Nenas. Esto quería decir que hasta las doce de la noche la discoteca estaba dividida. Por un lado estaban los hombres y por otro las mujeres. A las once y media empezaría un show de hombres bailando para las Nenas, estilo strip tease pero sin quitarse la ropa, y del otro lados bailarían unas colombianas que terminaron bailando 3 minutos y se fueron. En todo caso, del lado de las mujeres el show era mas largo y las "minas" recibían tragos gratis hasta las 12.


A las 12 se abrían las puertas y salían los "machos" a la zona que ocupaban las mujeres como salen los toros en Pamplona.

“Entonces, cómo hicieron para entrar al lado de la mujeres estos dos que están babeando ahora por todo el lugar?”

No había un solo tipo más que mis amigos y el "gil" del bar tender. Resultó que Lamine era amigo del dueño, quien es dueño también de una agencia de modelos, lo cual explicaba el nivel de "minas" que había en el lugar.

Estuvimos ahí un rato durante el cual no salí de mi estupefacción. Me tomé dos whiskys y vino un mastodonte a decirnos que iba a empezar el show de las mujeres y que mis idiotizados acompañantes tenían que pasar al otro lado.

Los acompañé al otro lado. Ya había llegado más gente. Todos niños, obviamente. Nos tomamos otras y a las doce se abrieron las puertas. Fue interesante. Al rato, UMMO se convirtió en una discoteca normal.

Conocí al dueño del local y le expresé todas mis dudas por su "excelente idea" que había tenido y por el momento que me hizo vivir al entrar a una discoteca donde eran todas mujeres menos mis amigos.

Al salir fué lo mas comun, chicas de 17-18 vomitando los zapatos de sus acompañantes o en el peor de los casos el auto, y chicos aprovechandose del momento, en el taxi de camino al hotel el viejito me contó que ya habían querido clausurar el lugar varias veces por quejas de los vecinos pero como siempre dinero mata casitas, lo bueno de mi habitacion (ademas de la linda vista matinal) es una tina enorme y muchas burbujas que me ayudarán a relajarme y a quitarme el aroma a perfumes baratos, humo y alcohol que traigo impregnado, ya es de mañana y ya me desvelé, ni modo y tengo una presentacion a las ocho de la mañana.

2 Comments:

Blogger Tekilux said...

!???
Mastodontes de 4 metros!!!!
Lo bueno es que son herbivoros, de lo contrario yo hubiera corrido.

A ti te sorprende Quito, pero en tu Ciudad pasa algo similar (claro no por los mismos motivos). Recuerdo hace unos años que asistí a un congreso a la UNAM y un día en la estación del metro me sale uno de los amables polis -No puede pasar, esta parte del anden es sólo para mujeres-, mi duda se disipó cuando vi cómo uno de los vagoncitos iba hasta el huevo de paisanos, y como empujaban los de abajo a los de adentro para que cerraran las puertas. No fué hasta ese momento que me percaté de las dimensiones de sobrepoblación de la ciudad capital.

Huelga decir que mejor esperé una hora a que los carritos volvieran a un nivel de ocupación razonable (para un tapatio).

Mejor suerte en tu proxima antreada.

PD: Éste seguidor apreciaría que las fotos de playa salga Stephana de cuerpo entero. Aunque sean de noviembre del año pasado

3:47 PM  
Blogger Stephana said...

Hahaha ni modo te tocó el metro en hora pico, y deberías darte una vuelta por pino suarez o pantitlan, en fin como ya habrás notado en las fotografías trato de no salir yo y no es por modestia creeme, sino porque no soy nada fotogénica asi que previo permiso de mis acompañantes o de los incautos que capto con la cámara aparecerán aqui como souvenirs de mis viajes.

Thanks for reading even without my pics
besos

11:46 AM  

Post a Comment

<< Home